Sobre el amanecer de Viernes Santo, un verdadero río de tamborileros y peñas, realizan la subida al Calvario, en especial por el camino de las columnas, apostándose en la explanada de la Ermita para recibir a la procesión.
Tras el almuerzo y con la llegada de la Dolorosa, se realiza la bajada. La muchedumbre de tamborileros y devotos que han abarrotado la enorme explanada, se dirigen al recorrido de la procesión, unos para redoblar hasta El Rabal y Plaza de la Iglesia, y otros para disfrutar de esa impresionante bajada de los tamborileros y de la especta- cular procesión que discurre a continuación. Es uno de los momentos cumbre de la Semana Santa de Hellín. Todo está en juego: cofradías, hermandades, nazarenos, costaleros, bandas de cornetas y tambores, de música, los ya citados tamborileros y peñas… En resumen, todo Hellín y visitantes. Cerca de 60.000 almas, entre unos y otros. La ciudad entera vibra con los redobles de los tambores y se estremece al paso de nuestras imágenes y grupos escultóricos.
Como ya hemos apuntado, la Tamborada concluye con la recogida de la Procesión del Calvario, ya entrada la tarde; sumiéndose la ciudad en un respetuoso silencio ante la celebración de la Procesión del Santo Entierro de Cristo.